Será la edad. Seré yo. Quién sabe. Nunca hasta ahora me había parado a pensar tanto en la vida. En el por qué. En el destino. En la irracionalidad. Hace ya una temporada que voy dando carpetazo a muchas cosas. Pienso en ellas: en por qué llegué a vivirlas, en cómo las viví, de qué me sirvieron, qué lección puedo aprender de todo ello, y las guardo. Lejos. Pero cerca también. Para recordar aquello que me ha hecho como soy.
Hace dos días que se ha celebrado el Día Mundial de la Poesía. Cuánto tiempo que no escribía poesía… Hay quién escribe cuando está derrotado. Sufriendo. Lleno de dolor o de angustia. Yo, al revés del mundo (para variar), necesito estar bien para escribir. Y ya había perdido la costumbre.
Y aunque he vuelto a escribir, hoy, sin embargo, subo al blog para celebrar el Día Mundial de la Poesía al gran Gil de Biedma. Un poeta que odié en COU (básicamente porque había que estudiarlo a toda prisa, al final de curso), al que luego decidí conocer por mi cuenta y al que finalmente admiro, porque cuando uno lo conoce, no lo queda otro remedio…
Esta poesía me ha traído algún disgusto. Hoy está aquí para dar carpetazo al disgusto. Y porque a fin de cuentas, Jaime, no tiene la culpa de nada.
CONTRA JAIME GIL DE BIEDMA De qué sirve, quisiera yo saber, cambiar de piso, Te acompañan las barras de los bares Podría recordarte que ya no tienes gracia. Si no fueses tan puta! A duras penas te llevaré a la cama,
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